viernes, 20 de febrero de 2009

"El Problema del Espacio, el Éter y el Campo en la Física" Albert Einstein

"El Problema del Espacio, el Éter y el Campo en la Física":


"En las mentes de los físicos el espacio ha seguido siendo, hasta
tiempos muy recientes, el receptáculo pasivo de todos los fenómenos, y
que por sí mismo no participaba en los hechos físicos. Nuestro esquema
de pensamiento sólo comenzó a tomar una nueva vertiente con la teoría
ondulatoria de la luz y con la teoría del campo electromagnético de
Faraday y Maxwell. A través de ellas se comprobó que existían en el
espacio libre estados que se propagan en ondas, y asimismo campos
localizados que eran capaces de ejercer fuerzas sobre masas eléctricas
o polos magnéticos que se situaran en el punto exacto. En razón de que
a los físicos del siglo XIX les hubiera resultado por completo absurdo
atribuir funciones o estados físicos al espacio mismo, se inventó un
medio que ocupaba todo el espacio, según el modelo de materia
ponderable: el éter, al que se consideraba como un vehículo de los
fenómenos electromagnéticos, y por ende, también de los fenómenos
luminosos. Los estados de este medio, que se suponían ser los campos
electromagnéticos, en un primer momento fueron concebidos desde un
punto de vista mecánico, sobre la base del modelo de las deformaciones
elásticas de los cuerpos sólidos. Pero esta teoría mecánica del éter
nunca obtuvo una aceptación total, y así se fue dejando de lado como
interpretación detallada de la naturaleza de los campos etéreos. De
este modo, el éter se convirtió en una especie de materia a la que se
le adjudicaba una única función: la de actuar como sustrato de los
campos eléctricos que por la índole de su naturaleza no resultaban
analizables. El cuadro general era el que sigue: el espacio está
invadido por el éter; en éste flotan los corpúsculos materiales o
átomos de materia ponderable, cuya estructura había sido firmemente
establecida a finales de siglo.

En vista de que suponía que la interacción de los cuerpos se realizaba
a través de los campos, también debía existir un campo gravitatorio
para el éter, cuya ley de campo no había tomado aún por entones una
forma clara. Se imaginaba que el éter era sólo asiento de todas las
fuerzas que actúan en el espacio. La inercia también era vista como
una acción de campo localizada en el éter, porque se había comprobado
que las masas eléctricas en movimiento producen un campo magnético cuya
energía proporciona un modelo de la inercia.

Hasta el gran descubrimiento de H. A. Lorentz, las propiedades
mecánicas del éter constituían un misterio. Todos los fenómenos del
electromagnetismo por entonces conocidos podían ser explicados en base
a dos supuestos; el primero afirma que el éter está firmemente fijado
en el espacio, es decir, que no es capaz de ningún movimiento y el
segundo sostiene que la electricidad está firmemente fijada en las
partículas elementales móviles. Hoy el descubrimiento de Lorentz
puede ser expresado en la siguiente forma: el espacio físico y el éter
son sólo términos diferentes para referirse a una misma cosa; los
campos son los estados físicos del espacio. Si no es posible adjudicar
al éter un estado de movimiento, no existe ningún motivo para
introducirlo como una entidad especial junto al espacio"

"Sobre la Teoría de la Relatividad", Editorial Sarpe, 1983 (En inglés
"the state of albert einstein").